Alabo y bendigo a Dios por la creciente sensibilidad eclesial hacia la comunicación, reconocida como nueva civilización (Ecdesia in Africa 711), primer areópago del tiempo moderno (Redemptoris missio 371, verdadera y propia cultura: o sea, un modo de existir, de estar en el mundo, un ambiente de vida.
Pablo VI era bien consciente de ello, por eso en la exhortación apostólica Evangelii Nuntiandi afirmaba: «La Iglesia se sentiría culpable frente a su Señor si no utilizase estos poderosos medios, que la inteligencia humana perfecciona cada día más; sirviéndose de ellos, la Iglesia "predica sobre los tejados"» (n. 45).