“Reavivemos en nosotros el fuego de la santidad que dio forma a la vida de Claret y que debe seguir iluminando la nuestra”, invita nuestro superior general
¿Orar por las vocaciones? ¿No es más eficaz el testimonio? ¿Y no sería mejor emplear ese tiempo en trabajar más decididamente por su animación y mantenimiento?
Una cosa no quita la otra. A la vez que las tareas de la animación vocacional, antes, durante y después de ese trabajo es necesaria la oración. Por dos razones:
La oración es, pues, el alma de la animación vocacional. Y junto con ella, todos los “miembros” de ese organismo: el testimonio, la propuesta, el discernimiento… Como nos recuerda el Papa Francisco: “Donde hay vida, fervor, ganas de llevar a Cristo a los demás, surgen vocaciones genuinas. Aun en parroquias donde los sacerdotes son poco entregados y alegres, es la vida fraterna y fervorosa de la comunidad la que despierta el deseo de consagrarse enteramente a Dios y a la evangelización, sobre todo si esa comunidad viva ora insistentemente por las vocaciones y se atreve a proponer a sus jóvenes un camino de especial consagración” (Evangelii Gaudium 107).
En el domingo del Buen Pastor, entre las muchas iniciativas en torno a la “Jornada Mundial de Oración por las Vocaciones”, un grupo de la Familia Claretiana de Madrid participamos en la “cadena de oración” que se desarrolló durante todo el fin de semana. Pidiendo al Señor que aliente a los que ya ha llamado, así como nuevos “obreros” y “obreras” para esta familia carismática, que sean sus testigos y lleven adelante los nuevos proyectos que la Iglesia y el mundo necesita.