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A través de redes sociales, un juez de primera instancia advertía a finales de octubre una tendencia que en Madrid va en crecimiento: hurtos de cantidades moderadas de comida. Los denunciados alegaban que no tenían ni lo más básico. Aplicaba el estado de necesidad justificante. Hay familias que no tienen para sacar adelante a sus hijos. Quizá nadie ingrese en prisión por algo así, pero deja claro que todos perdemos.

El texto es claro cuando dice que el neoliberalismo y el capitalismo han conseguido su objetivo final: la disgregación y el individualismo, el que cada uno vayamos a nuestra bola. Pero esto va claramente contra la fe, contra el cristianismo, sobre todo el católico, que lo que propone es crear comunidad, grupo, vivir con otros, la fraternidad.

El misionero claretiano, director del Colegio Corazón de María de Gijón, expresa su parecer respecto de la ‘Ley Celaá’. “La concertada nace para garantizar el derecho constitucional de las familias a elegir el tipo de educación que quieren para sus hijos. Es una garantía jurídica y educativa para el ejercicio de ese derecho con independencia de los recursos económicos de los que pueda disponer la familia”, argumenta