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Los jóvenes de la Familia Claretiana ya han dejado Madrid

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Los cerca de mil doscientos jóvenes de la Familia Claretiana que han participado como tales en la Jornada Mundial de la Juventud van regresando a sus hogares. Teóricamente la Jornada Mundial de la Juventud terminó el domingo, día 21, con la Eucaristía de Envío presidida en el aeródromo de Cuatro Vientos por Benedicto XVI, eucaristía que reunió a varios cientos de miles de personas a pesar de las duras inclemencias experimentadas por muchos de ellos la noche anterior. Es bien fácil encontrar en los medios de comunicación referencias e incluso imágenes de los actos de la Jornada y muchos de los participantes hablarán de ella con entusiasmo e interés. Baste levantar acta en un lugar como este de la gozosa celebración de la JMJ y de los encuentros organizados entorno a ella por la Familia Claretiana. La colaboración de los Misioneros y las Misioneras Claretianas con Filiación Cordimariana, los Seglares Claretianos y un buen número de laicos voluntarios ha permitido llevar adelante el programa tan cuidadosamente diseñado durante meses con un nivel de satisfacción más que notable. A Segovia para prepararse La claretiana ciudad de Segovia, primer enclave en que la obra de Claret tomó cuerpo fuera de Cataluña, acogió el viernes día 12 a cerca de mil jóvenes procedentes de varias decenas de países: de Argentina a Polonia; de Timor Oriental a Chile; de la India al Reino Unido pasando por el Congo, Brasil y Honduras, por citar algunos. Entre los grupos más numerosos los procedentes de España y Portugal. Un buen número de voluntarios, con una intensa colaboración de la comunidad claretiana de Segovia, llevaba días acomodando espacios y locales. Sin duda en la Jornada Mundial de la Juventud 2011 la Familia Claretiana ha vivido una de sus experiencias conjuntas más intensas. Tras cuatro días de preparación y profundización, en los que se mezclaron momentos propios y encuentros y celebraciones con los demás jóvenes congregados en Segovia y con la Diócesis, los peregrinos de la Familia Claretiana llegaron a Madrid el día de la Asunción. Antes se habían acercado a pie hasta La Granja, evocando allí al P. Claret y celebrando la memoria litúrgica de los Beatos Mártires Claretianos de Barbastro. La Iglesia del Rosario, siempre tan acogedora, se llenó dos veces: una eucaristía congregó a los peregrinos de lengua española, otra a los de lengua inglesa. Las calles de la capital segoviana, la Catedral y el Santuario de la Fuencisla supieron también de su presencia. Llamó la atención la intensidad con que se han vivido los diversos momentos: convivencia, oración, celebración, silencio… Cada peregrino recibió -junto a los materiales que le hizo llegar la organización de la Jornada- un subsidio espiritual de más de 130 páginas con un título de tono muy claretiano: “El hatillo del peregrino. Avisos para un viajero recién llegado. Obrita muy importante en las actuales circunstancias”, que le acompañó durante los doce días y que indudablemente le permitirá retomar lo vivido cuando vuelva a ‘la vida ordinaria’. Unidos a la gran Jornada Lo vivido en Madrid ha estado marcado por los grandes momentos de la Jornada Mundial. Los mil y pico peregrinos de la Familia Claretiana han participado en todas las citas importantes: eucaristía de inicio del día 16; catequesis de los Obispos; Festival de la Juventud (con su multitud de actos); Bienvenida al Papa; Vía Crucis; Vigilia y Eucaristía en Cuatro Vientos; Fiesta del Perdón… Ha habido tiempo también para encuentros específicos. Uno les reunió el día 16 con algunos de los principales responsables de las diversas instituciones de la Familia, entre ellos el P. Josep María Abella, Superior General, que ya les había acompañado en La Granja. Otro fue el hermoso Macrofestival musical organizado por la Conferencia Española de Religiosos (CONFER), que reunió a cerca de catorce mil chicos y chicas. La Provincia de Santiago, que organizó dos exposiciones abiertas a todos los peregrinos e integradas en el programa oficial de la Jornada, les ofreció también la posibilidad de acercarse con calma, a través de imágenes, objetos y talleres, a la vida de Claret y de quienes hemos recibido su espíritu. Impresionó especialmente que la noche del día 17 -mientras el Barcelona y el Real Madrid se jugaban la Supercopa- más de ciento veinte jóvenes de los grupos claretianos compartieran una hora de oración vocacional ante el Santísimo Sacramento en la capilla del Seminario de Madrid. El Director del Secretariado de la Comisión Episcopal de Seminarios y Universidades, impresionado, elogió públicamente su participación y ejemplo de oración y silencio. Pero el gran momento llegó el sábado. Los peregrinos corrieron diversa suerte; sólo los más madrugadores lograron llegar al sitio que se les había asignado en el aeródromo de Cuatro Vientos. No pocos ni siquiera pudieron acceder a la zona desde la que podía seguirse físicamente la celebración y tuvieron que permanecer en el exterior, siguiéndola por pantallas, o retornar a Madrid. Todos, los de dentro y los de fuera, compartieron calor, chaparrón, viento, tormenta y alegría. Pese a las inclemencias ésta no faltó en ningún momento. La Vigilia de la noche y la gran Eucaristía de la mañana supusieron el culmen del encuentro, una honda y hermosa experiencia de catolicidad. ¡Y todavía se quedaron! Pero los peregrinos claretianos no se marcharon el domingo. Sólo unos pocos, venidos de muy lejos, aprovecharon para acercarse a conocer Vic, Barbastro y Sallent (otros lo habían hecho antes de llegar a Segovia). La Familia Claretiana, lejos de descansar, vivió el lunes 22 una jornada bien intensa de profundización en la propia experiencia espiritual iluminados por las vivencias de Claret. Varias decenas de jóvenes optaron, además, por aprovechar la mañana para un retiro más intenso notablemente vocacional. Al atardecer, todos -acompañados por miembros de la Familia Claretiana de Madrid- cerraron sus doce días de encuentro con una hermosa y vibrante celebración eucarística al final de la cual hubo que desalojar la iglesia del Colegio Claret de Madrid por miedo a que los cantos acompañados por movimiento de los jóvenes hicieran peligrar la estructura del edificio: mil y pico personas moviéndose al mismo ritmo son un riesgo al que no se puede exponer a algunas construcciones. Los diversos idiomas usados en los momentos de oración (castellano, inglés, indonesio, francés, italiano, chino, polaco, portugués, alemán…) son una muestra más de la actual realidad del estilo y carisma de quien afirmó que su espíritu era para todo el mundo. Ha quedado también claro que para todas las edades. Y que lo importante son el Espíritu de Jesús, el Reino, el Evangelio, los proyectos del Padre, mucho más allá de lo peculiar de cada uno. Los últimos chavales acaban de salir hacia el aeropuerto. Vuelan hacia Argentina. Hacen escala en Brasil. No hay que descartar que alguno se quede a mitad de camino. Ya se sienten convocados por Benedicto XVI a la Jornada Mundial de la Juventud en Brasil 2013. Que el Corazón de María -la celebración de cuya misa votiva cerró el encuentro- siga velando por todos hasta entonces.

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