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Gonzalo Fernández: “Queremos responder mejor a las necesidades de los consagrados, que no son las mismas que hace 50 años”

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Gonzalo Fernández Sanz (Vinuesa, Soria, 1958) ha servido a la Congregación desde diferentes puestos de Gobierno. Primero, en su originaria provincia de Castilla, y seguidamente, dieciocho años seguidos en la curia general de Roma. Hoy ha aceptado generosamente la encomienda de llevar adelante el trabajo en la editorial Publicaciones Claretianas y a la vez, en la revista ‘Vida Religiosa’. Pero él aún va más allá, y ya adelanta alguna novedad. “Ideamos un nuevo proyecto evangelizador en el que se articule mejor la colaboración entre el brazo académico (ITVR-ERA) y el brazo editorial (VR-PC) de las llamadas obras de Buen Suceso”.

1.- Dicen de esta época que nunca como hasta ahora se había leído tanto, pero nunca tan superficialmente. ¿Lo ha notado así en este breve tiempo que lleva al frente de la editorial Publicaciones Claretianas y de Vida Religiosa?

Me resulta muy difícil dar una respuesta fundamentada. Sé que se publica mucho, pero no estoy seguro de que se lea tanto. Las redes sociales e internet en general han comido mucho terreno al libro impreso. En España casi un 3 % de los libros publicados son de temática religiosa. Parece que se mantienen las cifras de venta, pero los expertos nos advierten del impacto de la secularización y de la excesiva tolerancia ante la piratería. Por otra parte, tanto nuestra editorial (Publicaciones Claretianas) como nuestra revista (Vida Religiosa) se dirigen, sobre todo, al mundo de la vida consagrada, aunque nos hemos abierto también, siquiera tímidamente, a otras áreas que tienen que ver con la evangelización. El cierre constante de comunidades religiosas, por ejemplo, afecta negativamente al número de suscripciones a la revista.

2.- Ha llegado al frente de estas empresas en un momento muy concreto, donde diversos factores han confluido avisando de una crisis en el sector: cambios en los soportes, era digital, dificultad del comercio internacional, secularización…

No sé si todos esos factores constituyen la “tormenta perfecta”, pero es cierto que nos obligan a replantearnos lo que queremos comunicar y el modo de hacerlo. En términos comerciales, nuestra aportación es modesta, pero eso no significa que sea irrelevante. No somos una gran editorial ni publicamos revistas de gran tirada. Con todo, llevamos muchos años prestando un servicio cualificado a la vida consagrada de España e Hispanoamérica. No hay que olvidar que tanto la editorial como la revista están en íntima relación con el Instituto Teológico de Vida Consagrada y la Escuela Regina Apostolorum. Partiendo de lo conseguido hasta ahora, queremos intensificar la colaboración entre todas estas iniciativas para responder mejor a las necesidades de los institutos de vida consagrada, que no son las mismas que hace 50 años.

Mientras acechan estas incertidumbres, parece que el mercado obliga a una reflexión ¿Cómo afrontarla?

No se trata de una cuestión que tenga que ver solo con el mercado, sino con el sentido de nuestro servicio a la vida consagrada. En términos comerciales iremos seguramente a la baja porque también la vida consagrada está disminuyendo estadísticamente en nuestro contexto cultural, pero eso no significa que nuestro servicio se deprecie. Necesitamos ajustarlo a las características y necesidades de este momento singular. Nunca podemos olvidar que la mayoría de las personas consagradas (de nuestros potenciales lectores) son mujeres de edad avanzada. Sin olvidar a otras categorías (sobre todo, a los jóvenes religiosos), tenemos que conectar con sus búsquedas y necesidades.

3.- Tanto la revista como la editorial han sido desde el primer minuto dos proyectos fieles al pensamiento cristiano que querían transmitir, pero siempre al servicio de sus lectores. ¿Qué papel juegan éstos en esta nueva etapa que se abre?

Periódicamente se ha hecho una radiografía de los lectores. A lo largo del curso 2023-2024, quisiéramos hacer una más actualizada para conocer mejor su perfil, el uso que hacen de la revista y de las publicaciones, sus necesidades e intereses, etc. No siempre lo que nosotros consideramos que es más adecuado es lo que ellos buscan y necesitan. Resulta triste ver que en varias comunidades religiosas (incluyendo algunas claretianas), los números de la revista duermen el sueño de los justos en su ataúd de plástico. Algo está fallando por nuestra parte, por la parte de la formación permanente de los consagrados o por ambas.

4.- Además de los lectores ¿Se apoyará en instituciones de Iglesia para hallar respuestas?

Además de esta consulta a los suscriptores y lectores, tenemos mucho interés en entrar en contacto con el Dicasterio para los Institutos de Vida Consagrada y Sociedades de Vida Apostólica (cuyo nuevo secretario es, por primera vez en la historia, una religiosa), la Comisión de Vida Consagrada de la Conferencia Episcopal Española, la CONFER y la CLAR, etc. Nuestras obras siempre han procurado mantener un diálogo fluido con estas instituciones porque somos conscientes de que de todas ellas pueden llegarnos preocupaciones, enfoques, etc. Al fin y al cabo, todos estamos al servicio de la vida consagrada de formas diversas. En la medida de lo posible, se trata de que todos rememos en la misma dirección, sin que eso elimine la singularidad de cada obra.

5.- ¿Cómo manejaréis después esta información?

El fruto de la consulta a los lectores y suscriptores y de las conversaciones con las instituciones antes mencionadas nos proporcionará materia prima para idear un nuevo proyecto evangelizador en el que se articule mejor la colaboración entre el brazo académico (ITVR-ERA) y el brazo editorial (VR-PC) de las llamadas “obras de Buen Suceso”. A eso aspiramos a lo largo del cuso 2023-2024.

6.- ¿Cómo ves en todo este proyecto la misión compartida con trabajadores laicos?

La veo imprescindible. De hecho, ya hemos empezado en el mes de octubre un itinerario formativo con todos los trabajadores que nos posibilitará una mayor implicación en el proyecto evangelizador al servicio de la vida consagrada desde la clave de la misión compartida. Llevará su tiempo, pero el objetivo es claro. Esta misión, sin embargo, no se reduce a los trabajadores laicos. Afecta también a religiosos y religiosas de diversas congregaciones que ya están colaborando con nosotros o que lo harán en el futuro. Desde un enfoque sinodal de la Iglesia, no es imaginable un servicio a la vida consagrada llevado exclusivamente por los misioneros claretianos. La colaboración a todos los niveles, además de necesaria por razones prácticas, es imprescindible por visión eclesial y por urgencia evangelizadora.

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