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ORDENACIONES PRESBITERAL Y DIACONAL EN MADRID

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El domingo, 26 de junio de 2005, será una de esas fechas gozosas que siempre se recordarán en la Congregación Claretiana. Este día fue testigo de la ordenación presbiteral de Rafael Lozano Tello, de la Provincia de Castilla, y de la ordenación diaconal de Salustiano Oyono Nguema, de la Delegación de Guinea, y de Nathaniel Chibuike Eke y de Anthony Obikonu Igbokwe, de la Provincia de Nigeria. Estos dos últimos, estudiantes del Centro Formativo Intercultural de Colmenar Viejo.

La iglesia escogida para este solemne acto fue nuestra Parroquia de San Antonio María Claret de Madrid. La cita era a las 18 horas. Pero ya antes del comienzo de la celebración la gente había comenzado a llegar poco a poco. Tal es así que, bastante antes de la hora señalada, la Iglesia se encontraba ya casi repleta de claretianos y de amigos y familiares de los ordenandos, que querían ser testigos de este día tan especial para la Congregación, para los candidatos y para sus respectivas familias. Querían estar cerca para compartir con ellos su alegría.

La celebración fue presidida por Mons. Eugenio Romero Pose, Obispo auxiliar de la Diócesis de Madrid. En una homilía, breve pero completa y llena de sabiduría, el Sr. Obispo alentó a los candidatos a mantenerse fieles a los ministerios que iban a recibir, manteniendo su confianza en la gracia de Aquel que les ha llamado a pastorear su redil. De la misma manera invitó a todos los presentes a rezar por ellos para que fuesen verdaderos ministros de Dios. Una vez terminada la homilía, se prosiguió con el rito de la ordenación.

Primero, fueron ordenados los diáconos. Antes, llamados por sus nombres uno a uno, manifestaron públicamente su voluntad y firmeza de propósito de vivir de acuerdo con su nuevo estado cumpliendo sus responsabilidades como diáconos. De igual modo, el candidato al presbiterado hizo la misma manifestación. Luego, siguieron los ritos propios de la ordenación. Una vez ordenados, los nuevos ministros subieron al altar para comenzar el ejercicio de su nuevo ministerio. La celebración continuó con la liturgia de la eucaristía, que fue transcurriendo entre palmas, cantos y oraciones.

Después de la comunión, en nombre de los recién ordenados, Salustiano expresó su acción de gracias a Dios por su bondad para con los nuevos ministros desde el momento de su llamada y a lo largo del tiempo de su formación. También, manifestó su gratitud a la Congregación, a los familiares y a los asistentes en general por su acompañamiento. En este momento de acción de gracias, la celebración cobró cierto color africano, y más concretamente guineano, debido al grito exótico y eufórico de alegría entonado por algunos de los guineanos presentes en la ceremonia. El mismo Salustiano concluyó su acción de gracias con otro grito de "yeyeba", al cual nos invitó a todos a responder "yee". Y así fue.

Con este sentimiento de gozo y alegría el Sr. Obispo dio la bendición final y uno de los diáconos despidió a la asamblea. Pero, antes, los asistentes fueron invitados a continuar la fiesta en el comedor del colegio Claret. Y allí pasaron casi todos los asistentes para seguir compartiendo, entre saludos, sonrisas y recuerdos, la alegría de la fiesta, al tiempo que degustaban el vino español que se había preparado.

Los diáconos, cuyos familiares no pudieron estar presentes por la distancia, también disfrutaron del gozo del día. No les faltó el calor y el cariño de los hermanos claretianos quienes asistieron a la ceremonia en gran número para mostrar una vez más ese lazo fraterno que siempre ha caracterizado a nuestra familia claretiana. También sus amigos españoles estuvieron allí. Sería un gran lapsus no hacer mención del coro juvenil de la parroquia de San Antonio María Claret cuya presencia e interpretación de los cantos es digna de ser agradecida. Con sus cantos contribuyeron a que la celebración eucarística fuese más amena y solemne.

Finalmente, en nombre de los recién ordenados, quisiera aprovechar este medio para mostrar nuestro más sincero agradecimiento a la Congregación por acompañarnos en nuestra andadura vocacional durante todo este tiempo. Gracias a nuestras provincias de origen y gracias a la provincia de Castilla que ha puesto a nuestra disposición todos sus recursos para que podamos recibir una formación realmente claretiana, capaz de responder a los desafíos que presenta la diversidad que entraña la progresiva universalización de nuestra Congregación.

Anthony Obikonu Igbokwe, cmf
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