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Guerra en Ucrania: Los misioneros claretianos y Proclade, volcados en la ayuda humanitaria

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Los misioneros P. Piotr Beza, cmf, superior provincial de los claretianos de Polonia y al P. Lucasz Przybylo, cmf, secretario de la misma provincia, nos acercan la realidad que se vive en la frontera de Ucrania y Polonia, donde, según el segundo informe realizado por la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), la enorme mayoría de los desplazados a causa del conflicto, casi 2,5 millones de personas, ha salido por Polonia.

1.- ¿Podéis contarnos vuestra experiencia en la frontera?

Piotr : Estuvimos ahí hace solo un par de días, en tierra ucraniana, visitando las dos parroquias que tenemos ahí y la comunidad en Truskavets, cerca de la frontera de Polonia, donde de momento no hay conflicto ni guerra. Por el contrario, no dejan de cruzar cientos y cientos de refugiados venidos de otras partes de Ucrania a los cuales nuestros hermanos están procurando ayudar. Es, por decirlo en una palabra, una tierra llena de refugiados. Por ello la ayuda consiste básicamente en preparar distintos paquetes de ayuda, normalmente con comida. Esas mismas ayudas son enviadas también a otros desplazados de otros puntos del país, e incluso a los soldados que están haciendo frente a los ataques de Rusia. 

Y nosotros, desde Polonia, organizamos las ayudas que nos son enviadas por Fundación Proclade de Santiago y por otros muchísimos otros colectivos. Ordenamos y damos salida a paquetes de ayuda con ropa, medicinas y otros productos de primera necesidad. Hace pocos días hemos enviado un generador eléctrico a un hospital para los niños.

Lucasz: A propósito del trabajo en la frontera, yo quisiera añadir que nosotros hemos aprendido a pasar de un país a otro en un corto periodo de tiempo, más o menos en unos 40 minutos, porque elegimos atravesarla desde la zona más rural. Atravesamos la frontera sin problemas y sin hacer fila para esperar. Pero es cierto que hay otros puntos en los que hay que esperar mucho más tiempo, y donde tienen muchísimos problemas.

2.- Los medios de comunicación españoles dan cuenta muchas veces al día del horror que allí se vive, en cada informativo televisado y en varias páginas de cada periódico. La pregunta que me planteo cuando leo sobre estas informaciones es ¿tiene el día suficientes horas para ayudar a tantísimas personas en todo lo que necesitan?

Piotr : Creo que no, pero hacemos todo lo posible. Gracias a Dios hay mucha gente y desde hace unos días, como Provincia de Polonia, estamos bastante mejor organizados. Somos conscientes de que pese a hacer todo lo posible, no es suficiente. Los problemas son muy graves. Llama la atención el enorme número de familias que no sabe dónde vivir, y que por más que busquen no tiene dónde hacerlo. Desde luego que nuestro plan va más allá de poder ofrecer una ayuda puntual para pasar estos primeros días. Así, estamos procurando escolarizar a los niños, y atenuar los problemas que presentan con el cambio de idioma.

Bien es cierto, del mismo modo, que en Polonia hay cada vez más ucranianos que nos ayudan a ser más ágiles en la resolución de las necesidades de los recién llegados.

Lucasz: Claro que veinticuatro horas no son suficientes. Vienen miles de personas y no es posible ayudar a todas en un momento. Pero no estamos solos. Hay mucha gente que voluntariamente aparca sus compromisos, su propio trabajo y que también resta horas a estar con su familia. Aunque con todo, sigue siendo insuficiente. Pero cuando les preguntas por qué hacen esto de forma gratuita, o por qué se sacrifican tanto, responden que necesitan dar una parte de ellos mismos a los demás.

3.- Las personas que huyen a la frontera con Polonia, imagino, estarán en shock, estarán asustadas, precarizadas y llenas de incertidumbre ¿qué se puede decir cuando te enfrentas a alguien en esta situación?

Piotr : Yo creo que no hay palabras que puedan ayudarles. Mucho más importante es que te perciban dando de ti mismo. Las palabras no pueden ayudar aquí. Vienen con una sola mochilita, nada más, y con sus hijos en brazos, que muchas veces están nerviosos, gritando o llorando. A mí personalmente me duele mucho cuando veo a madres con sus niños y sin nada más.

Lucasz: Mi hermano recibió a una familia de cinco personas en su casa y nos contaba que lo normal es que se encierren en su habitación y no quieran salir por el miedo que tienen. Es llamativo el caso de los niños. Tal y como mi hermano ha observado, los más pequeños, cuando oyen un avión o el sonido de una ambulancia se esconden bajo la cama. Con esto quiero decir que los graves problemas que derivan de una guerra exigen tiempo. Ahora mismo ellos no necesitan palabras, si no ir abriéndose a los demás y poco a poco comenzar a confiar. Dicen los expertos que cuando un niño atraviesa experiencias como esta y recibe semejante trauma puede que arrastre consecuencias durante el resto de su vida. Creo que se necesita un trabajo necesariamente abordado desde distintos ámbitos y mantenido a lo largo del tiempo.

4.- ¿Qué tipo de asistencia les ofrecéis?

Piotr : Mi experiencia es esta: ellos no piden. Dicen que tienen de todo, y nosotros sabemos que no tienen casi nada. Y si les damos cualquier cosa, por ejemplo, artículos de higiene, lo comparten con quien acaba de venir. Además, no quieren estar de brazos cruzados, siempre preguntan cómo pueden ayudar. Por ejemplo, en alguna comunidad de misioneros de Polonia, cuando falla el personal de cocina por cualquier razón, los ucranianos recién llegados le sustituyen. Ni lo preguntan, simplemente se ponen a ayudar dejando claro que no quieren vivir a nuestra costa.

5.- Los miles de personas que han cruzado a los países vecinos afrontan ahora el reto de reconstruir su vida sin saber cuánto durará la guerra...

Piotr : El problema es que no sabemos lo que puede durar la guerra. Hay quienes dicen que acabará en junio o julio, pero no sabemos de dónde se sacan estos cálculos. Lo único cierto es que nadie está en la cabeza de Putin. Nadie puede saberlo.

También hay quien dice que esto puede durar tres años en el oeste de Ucrania. En fin, aquí los ucranianos que viven con nosotros dicen que en cuanto puedan, vuelven. La madre de una trabajadora nuestra se acaba de volver a Ucrania porque dice que hay que cultivar la huerta y que ahora es cuando hay que hacerlo. Lo que ocurre, creo yo, es que ella extraña su vida anterior y quiere volver a su tierra.

Aunque, claro, también hay otros que sí que dicen explícitamente que no quieren volver, que se quieren quedar en Polonia.

Lucasz: Los refugiados a los que hemos podido conocer son en su gran mayoría mujeres y niños porque los varones se quedaron en la guerra. Son personas de buen corazón, trabajadores muy dedicados, muy profesionales, que buscan ayudar a la sociedad que les acoge. Traen valores cristianos, propios de la fe viva de Ucrania, y eso se está notando también en este tiempo de incertidumbre.

6.- Un escenario de emergencia exige improvisar medidas como las que se están poniendo en marcha en la frontera, pero ¿durante cuánto tiempo podréis mantener este nivel de presión con esta llegada continua de personas necesitadas de refugio?

Piotr : De corazón puedo decir que el tiempo que sea necesario. Pero también soy bien consciente de que nos encontraremos límites. Pienso, por ejemplo, que si en algún momento nos dejaran de llegar ayudas económicas será menor aquello que podamos ofrecer.

Aunque lo cierto es que no pensamos en cuánto tiempo. Antes bien, sabemos que hay que ayudar y lo hacemos. A nivel de instituciones gubernamentales en nuestro país, estamos esperando ayudas para poder organizarnos de otro modo, pero de momento, gestionando desde nuestra provincia claretiana las ayudas que nos llegan, creo que cada día lo hacemos un poquito mejor. Gracias a Dios que tenemos hermanos claretianos en Ucrania porque por ellos sabemos de primera mano cómo podemos ser más eficaces. No olvidemos que estamos ayudando en dos países diferentes: desde allá, en Ucrania, y desde aquí, acogiendo a los desplazados en la frontera de Polonia.

Tenemos también muchos voluntarios laicos que están buscando las posibilidades de ayuda y son muy hábiles moviéndose a través de las redes sociales, las cuales son un buen canal de comunicación. Pero en ningún caso queremos dar a entender que tenemos una fecha tope. Ayudaremos hasta no poder hacerlo más.

Lucasz: ¡Y es verdad que los claretianos nunca nos cansamos, nada nos arredra!

Piotr : Es muy bonito sentir la ayuda de los claretianos en el mundo entero. Desde España, también de Alemania, desde Hong Kong, de Italia, de Camerún... Nunca nos sentimos solos y se nota que trabajamos a una en la misión universal. Es estremecedor descolgar el teléfono y sentir la cercanía de la Congregación, y de cómo está pendiente de enviar ayuda. Muchas veces no hemos tenido ni tiempo para haberla pedido, pues ya nos estaba llegando.

7.- De entre todas las personas e instituciones que sobre el terreno están colaborando ¿qué es lo que más os ha llamado la atención de todo lo que habéis visto y oído? 

Piotr : Son varias las situaciones que puedo enumerar y que nos han impactado. Por ejemplo, cuando nos enteramos de que desde nuestra parroquia de Ucrania un grupo de ciudadanos afectados por la guerra partían a Polonia guiados por un padre de familia, que en una de estas incursiones fue alcanzado por una bala y murió. Ahora la madre no sabe cómo decírselo a sus hijos.

Recuerdo también el testimonio de un soldado que antes era claretiano, un hombre bueno que estuvo con nosotros en el noviciado. Aquel hombre fue herido en la guerra en una situación muy peligrosa. Nos contaba que explotó una bomba delante de él, y lo peor fue que a causa de esa bomba vio morir a un amigo suyo. Nos narraba lo sucedido y añadía inmediatamente que no tiene miedo a la muerte, y que la fe le da el coraje necesario para defender su país.

El valor de Zelenski ciertamente les ayuda mucho. Las palabras del presidente ayudan a todos los ciudadanos a defender su país.

Otro relato es el que tenemos de nuestra cocinera, que trabaja en la curia. Ella tomó la decisión de acoger a más de 20 personas de su familia en 34 metros cuadrados que mide su casa. Dormían en el suelo y no les importaba los sacrificios que tuvieran que hacer. Importaba más estar todos juntos.

Hay otra mujer que vivía en la casa de un amigo mío. Entraron los soldados y les dijeron que tenían diez minutos para coger sus cosas más importantes y huir, pues corrían peligro. Les preguntaron a los niños qué querían llevarse, dándoles a elegir entre sus pijamas o sus medallas. Y los niños cogieron las medallas que ganaron en las competiciones de deportes que organizaba su colegio. Si lo piensas, es devastador que un niño tenga que elegir en cinco minutos, de entre todas sus pertenencias, cuál es la más importante.

Los niños salen con una chaqueta y no se la quitan nunca. Están educados en no perder nada de los suyo. Y las madres, lo mismo. No se separan de sus hijos.

8.- ¿Y cómo es el día a día de la comunidad ucraniana? ¿Cómo se emplea la ayuda?

Piotr : Los claretianos de Ucrania parten su día en dos. Por un lado, la atención pastoral; y por otro, la ayuda que puedan prestar y que ahora mismo consideran como lo más importante. Han abierto un despacho para los refugiados, para poder preguntarles qué es lo más les urge. Además, cada semana distribuyen los materiales que llegan a Ucrania, que son paquetes de ayuda con comida y productos de primera necesidad. Además, van cada poco a las montañas, pues hay gente que se ha ido a vivir allí pensando que encontrarían refugio. Por último, a los soldados les proveen de medicinas, sacos de dormir, linternas…

Lo que ha quedado claro en el transcurso de este último mes es que su vida ha cambiado. Ya no tienen tiempo para descansar, roban horas al sueño y se dedican en cada momento a todos los desplazados por el conflicto. Incluso se turnan cada noche para vigilar y estar atentos de las sirenas que se oyen. Temen el momento en que tengan que despertar al resto de la comunidad y huir si fuera necesario.

9.- ¿Cómo se puede hablar de paz cuando una guerra estalla en el corazón de Europa? ¿Cómo se puede anunciar la paz en la frontera de un país en guerra?

Piotr : Yo creo que hay que buscar la paz dentro de nuestros corazones. Es impactante oír cómo los ucranianos nunca te dicen que quieren venganza. Su corazón no alberga odio. Ellos vivían en paz y quieren volver a esa paz. No quieren la guerra ni las luchas.

La comunidad claretiana se apoya mucho en la oración y nos sentimos respaldados por las plegarias del pueblo pidiendo la intercesión de Dios. En este sentido, recordamos con gozo la consagración al Corazón de María que propuso el papa Francisco a finales del mes de marzo. Los ciudadanos ucranianos se sienten en el centro de las preocupaciones de toda la Iglesia.

Lucasz: Y la paz es posible. Parece mentira, pero yo creo que es verdad. Si recordamos la pandemia y hacemos memoria de lo que nos trajo, podemos caer en la cuenta de que no todo fueron desgracias y noticias tristes. En los peores días de la primavera del 2020 también deslumbraba la belleza de la ayuda, del sentirnos interconectados con un sentimiento mucho más fuerte del que sentíamos antes. La guerra también trae situaciones parecidas, por lo menos si lo vemos desde la óptica de fe.

Es interesante lo que estamos viviendo en esta cuaresma y cómo nos acompaña la Palabra de Dios. Los evangelios de estos últimos días antes de la Semana Santa nos acercan a la figura de un Jesús que decía grandes verdades aún en medio de las tensiones que vivía su sociedad.

Piotr : En la historia de Ucrania y Polonia hubo momentos difíciles y ahora nadie se acuerda de ellos. Ahora estamos volcados en ayudarnos. Se ha abierto una gran oportunidad para hacer valer la paz otra vez. Recuerdo que siempre hablábamos de cómo resolver las tensiones entre países vecinos, y ahora, en cambio, no se dedica ni un minuto de conversación a ello. Simplemente estamos centrados en sentirnos hermanos y no solo vecinos.

10.- Tras haber estado allí hace tan pocos días ¿qué mensaje querríais dar a las personas que os están viendo en esta entrevista y quieren colaborar de alguna forma?

Piotr : Lo primero, y lo digo de corazón: gracias. Juntos podemos hacer mucho más que trabajando aisladamente. Mi experiencia estos días me dice que trabajar en red es un gran signo de la presencia de Dios, aun en medio de la esta tragedia. Es impactante verlo así.

Lucasz: Si tienes un amigo que lo está pasando mal no solo le visitas una vez. Vuelves periódicamente para conocer su situación. Yo pido a aquellos que nos estén viendo que piensen en los ucranianos como amigos que ahora están atravesando graves problemas. Y también quisiera pedir que los tengáis presentes en las próximas semanas. Realmente no sabemos cómo estarán los desplazados en un futuro no tan inmediato, pero seguro que seguirán necesitando de nuestra ayuda.

Quiero decir que ahora solo pueden sobrevivir, pero, para ellos, las próximas semanas traerán consigo otras consecuencias de la guerra que necesitarán ser atendidas. Estoy pensando en consecuencias psicológicas o espirituales. Y nosotros seguiremos estando.

Piotr : De todas formas, aunque suene a frase muy manida, estamos recibiendo más de lo que podemos dar. Me refiero a que estando en contacto tan directo con este pueblo tan sufriente, podemos ver otro mundo, un mundo lacerado y vulnerable que nos hace reaccionar y salir de nuestro ensimismamiento.

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