El obispo auxiliar de Madrid pronunció una brillante conferencia en el encuentro organizado por nuestra oenegé
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Mensaje de los superiores mayores y del gobierno general a la Congregación tras su encuentro en Nairobi
La vid y los sarmientos (Jn. 15,1-8)
Este primer ícono fue propuesto en el retiro inicial del encuentro, y es un buen reflejo del tercer proceso de transformación congregacional “adoradores de Dios en el Espíritu”. Si nuestro sarmiento claretiano no está unido a la vid del Señor, vano es nuestro esfuerzo y, como dice la alegoría, no daremos frutos.
Somos herederos de un rico humus carismático con numerosas historias de fidelidad y audacia vocacional, entre ellas las de muchos claretianos Hermanos que vivieron y viven su identidad claretiana en cercanía al pueblo de Dios y son un contrapunto existencial a actitudes clericales que aún se dan entre nosotros. Queremos vivir una espiritualidad que está centrada en la Palabra, vida y promesa del sueño de Dios para la humanidad, y es cordimariana: La mujer fuerte de corazón tierno.
Apostamos por una formación integral y holística, que reconoce y acepta, sin arredrarse, los desafíos que la interculturalidad y las nuevas cosmovisiones le presentan. Creemos en una cultura de formación continua, una historia interminable de diálogo con nuestras fuentes carismáticas, con el saber teológico y las ciencias humanas. La formación permanente es la savia nutriente que recorre todo el árbol congregacional, de la raíz a las hojas y los frutos; sin esa circulación interna el árbol termina enfermando y no da los frutos debidos.
La samaritana junto al pozo (Jn. 4)
Este cuadro ha acompañado nuestro encuentro en la sala de reunión desde el inicio. Creemos que esta imagen bíblica de la mujer samaritana, junto al pozo, en un diálogo salvífico con Jesús mientras los discípulos están buscando el alimento cotidiano, es imagen viva de nuestro segundo proceso de transformación: Una comunidad de testigos y mensajeros. La comunidad apostólica lo comparte todo y buscan juntos los recursos necesarios para su misión con generosidad, solidariamente y siempre al servicio de la misión encomendada. La conversación junto al pozo nos presenta una comunidad cuya misión es también testimonial (EN 41), siempre abierta a acoger y escuchar sin prejuicios a todos, incluso a aquellos con quienes, como ocurre con Jesús y la Samaritana, no siempre compartimos las mismas ideas.
La comunidad es también hogar del Espíritu donde oramos unos por otros, por los que nos dejaron, por los que estamos bregando en la misión y por los que el Señor ya está llamando a seguirle según el carisma claretiano.
Camino de Jericó (Lc. 10, 30-37)
Si el camino de Emaús nos invita a la conversión de la fe y a creer en el resucitado, el camino de Jericó es una llamada a la conversión del corazón, a creer en nuestra capacidad de mirar con compasión, como Jesús, buscando transformar el mundo e invitando a otros a aunar esfuerzos en misión compartida, especialmente con nuestros hermanos y hermanas de la Familia Claretiana.
Somos misioneros, somos una Congregación en salida que anclada en la Palabra comunica al mundo por todos los medios posibles la buena noticia del Evangelio. Somos una Congregación que ha ido encarnando nuestra riqueza carismática en las diversas realidades eclesiales, sociales y culturales con las que nos hemos ido encontrando a lo largo de casi 175 años de historia; una grande obra que nació en una pequeña celda de un rincón de Cataluña (Vic) y que hoy cuenta con 521 comunidades en 71 países.
Hemos sido invitados a mirar nuestra organización congregacional como una constelación, de forma que visibilice mejor las relaciones, redes y sinergias que articulan nuestra vida y misión que están al servicio del Reino en comunión sinodal con una iglesia de rostros diversos.
PUEDEN LEER EL MENSAJE ÍNTEGRO PINCHANDO AQUÍ: https://www.claretianos.es/sites/default/files/biblioteca/mensaje-a-la-congregacion-nairobi-2022.pdf