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#VOCACIONES: A DIOS ROGANDO… en familia claretiana

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Lo que de verdad importa en la vida es, a la vez, regalo y tarea. La vida, que se nos da como regalo, también implica la tarea de sacarla adelante. También la familia, los amigos, la salud, la fe…

En la vida de la Iglesia, son importantes las “vocaciones”, es decir, las personas que descubren su vida como una respuesta a la llamada de Dios y que desarrollan esa vocación en su existencia. Como nos ha recordado Francisco, partiendo de la escena de la llamada de Jesús a los primeros discípulos junto al lago de Galilea, “la vocación es una invitación a no quedarnos en la orilla con las redes en la mano, sino a seguir a Jesús por el camino que ha pensado para nosotros, para nuestra felicidad y para el bien de los que nos rodean”. Un regalo y una tarea.

Por ser tarea, en la Iglesia necesitamos trabajar por las vocaciones, para que cada cristiano descubra su manera de seguir a Jesús y sea fiel en su respuesta al Señor. Y por ser regalo, en la Iglesia necesitamos pedir por las vocaciones, como nos recomendó el mismo Maestro: “rogad al dueño de la mies que envíe obreros a su mies” (Mateo 9, 38).

Esta necesidad de “orar por las vocaciones” está en el origen de un evento que celebramos anualmente: la Jornada Mundial de Oración por las Vocaciones y Vocaciones Nativas, ubicada en el IV domingo de Pascua, domingo del Buen Pastor. Partiendo de la estima por todas las vocaciones, la Iglesia, con ocasión de esta Jornada Mundial, ha venido centrando su atención de un modo especial en las vocaciones consagradas: al ministerio ordenado (presbíteros y diáconos) y a la vida consagrada en todas sus formas (masculina y femenina, contemplativa y apostólica). Contando con que hay otras Jornadas en el año dedicadas a otras formas de vida y de misión (familia, apostolado seglar, Domund…).

En nuestro contexto, desde hace unos cuantos años, se preparan unos materiales de oración y celebración entre varias instituciones. El lema elegido para este año, partiendo del Mensaje del Papa, es “Di sí al sueño de Dios”. Aquí se pueden ver los materiales de estos últimos años, incluyendo los de esta edición: www.conferenciaepiscopal.es/tema/seminarios-y-universidades/jornada-vocaciones/

Al hilo de esta Jornada surgen cada año muchas iniciativas locales. En la archidiócesis de Madrid, el Seminario Conciliar acoge desde el viernes hasta el domingo una cadena de oración por las vocaciones, en la que, durante 42 horas, multitud de arciprestazgos, congregaciones, movimientos y asociaciones animan por turnos esta oración, en turnos de una hora, en clave de adoración. La familia claretiana hemos animado una de esas horas, agradeciendo a Dios la vocación de los misioneros, las misioneras, las consagradas y los seglares, y pidiéndole que siga suscitando en muchos jóvenes de nuestro tiempo el deseo de seguir a Cristo, al estilo de Claret, por todas estas vías. Aquí van algunas fotos del evento.

Como dice nuestro dicho popular: “a Dios rogando, y con el mazo dando”. Si las vocaciones en la Iglesia son importantes todos tenemos que trabajar por ellas; sabiendo que al ser, a la vez, un regalo, todos tenemos que pedírselas al Señor. Que por nosotros no quede, ni lo uno ni lo otro. 

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