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¿ORAR POR LAS VOCACIONES?

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¿Orar por las vocaciones? ¿No es más eficaz el testimonio? ¿Y no sería mejor emplear ese tiempo en trabajar más decididamente por su animación y mantenimiento?

Una cosa no quita la otra. A la vez que las tareas de la animación vocacional, antes, durante y después de ese trabajo es necesaria la oración. Por dos razones:

  1. Las vocaciones son un regalo de Dios. Por eso hay que pedirlas. Las personas y las comunidades cristianas estamos invitadas a hacernos eco de las palabras de Jesús: “rogad al dueño de la mies que envíe obreros a su mies” (Mateo 9, 38). En actitud de espera y de confianza, como los apóstoles y María en el Cenáculo. Y al “pedir”, nos hacemos conscientes de que no somos nosotros los que “producimos” las vocaciones: deben venir de Dios. Y junto a la petición, el agradecimiento. También para perseverar en la propia vocación, que es imposible sin la fuerza de Dios.
  1. La oración es imprescindible para acoger la llamada de Dios. Porque la llamada de Dios sólo puede escucharse, avivarse y reforzarse en el encuentro amoroso con el Señor por medio de la oración. El secreto de la vocación está en la relación con Dios. El resto de elementos tienen su importancia, pero sin esa relación no podrá haber una auténtica vocación cristiana, tanto en su inicio como en su desarrollo. La Iglesia no necesita gestores o especialistas, sino hombres y mujeres de Dios, que desde su donación completa al Señor sean sus testigos en el mundo.

La oración es, pues, el alma de la animación vocacional. Y junto con ella, todos los “miembros” de ese organismo: el testimonio, la propuesta, el discernimiento… Como nos recuerda el Papa Francisco: “Donde hay vida, fervor, ganas de llevar a Cristo a los demás, surgen vocaciones genuinas. Aun en parroquias donde los sacerdotes son poco entregados y alegres, es la vida fraterna y fervorosa de la comunidad la que despierta el deseo de consagrarse enteramente a Dios y a la evangelización, sobre todo si esa comunidad viva ora insistentemente por las vocaciones y se atreve a proponer a sus jóvenes un camino de especial consagración” (Evangelii Gaudium 107).

En el domingo del Buen Pastor, entre las muchas iniciativas en torno a la “Jornada Mundial de Oración por las Vocaciones”, un grupo de la Familia Claretiana de Madrid participamos en la “cadena de oración” que se desarrolló durante todo el fin de semana. Pidiendo al Señor que aliente a los que ya ha llamado, así como nuevos “obreros” y “obreras” para esta familia carismática, que sean sus testigos y lleven adelante los nuevos proyectos que la Iglesia y el mundo necesita.

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