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Valladolid recuerda al misionero Julio Vivas

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Este pasado 14 de abril, el misionero Julio Vivas hubiera cumplido ochenta y cuatro años. Desde el 2014 atendía la parroquia Corazón de María de Valladolid, donde aceptó servir ocupando el cargo de vicario. Además, en la misma localidad pucelana quiso colaborar en el Hospital Río Ortega. Tras dedicar gran parte de su vida ministerial a los más pobres de Honduras se ofreció, ya en España, a realizar labores de capellán durante sus fines de semana. Para María Jesús, colaboradora en la parroquia donde conoció a Vivas, no cabe duda: “Él era mayor y normal que resultara contagiado de coronavirus”, relataba esta semana en el programa ‘Vivos en el recuerdo’ de la cadena COPE. El claretiano mostró positivo en el test del COVID-19 el 30 de marzo, en los días en que procuraba atención espiritual a los enfermos del hospital. Diez días después, falleció a causa de sus mismos síntomas.

No fue el único medio de comunicación que dio noticia de su muerte. El diario ‘El Norte de Castilla’ se hizo eco de las palabras de Gonzalo Fernández, vicario general de la Congregación, quien recordándole en sus últimos momentos, destacaba que “podríamos decir que fue un accidente laboral en pleno ejercicio de su ministerio de acompañamiento a los enfermos y moribundos”. Al mismo tiempo, sus hermanos de comunidad en Valladolid, haciendo memoria de sus años junto al P. Julio, subrayaron “su voz poderosa, su compromiso con los demás y su alma misionera”. Todos ellos coinciden en lo mismo, “su entrega sin miedo”, su valentía con los pacientes y con sus familias. Valores que en el caso de Vivas no estuvieron reñidos con la cautela y la prevención. Así lo afirmaba Eugenio J. Oterino, compañero suyo en Valladolid. “Aunque vivimos en comunidad, hemos seguido en todo momento las recomendaciones de las autoridades, como el respeto minucioso por las medidas higiénicas y la distancia de seguridad”. Pero quiso Dios que finalmente fuera el P. Julio el que muriera dando la vida por los demás. “Con las botas puestas”, resumen.

Julio Vivas González, nació en Aldeamayor de San Martín (Valladolid). Hijo de Guardia Civil, conoció la congregación claretiana gracias a la predicación popular de los misioneros y llegó con 12 años al postulantado de Castro Urdiales. Después de formarse también en Segovia, Aranda de Duero y Sigüenza, hizo el noviciado en Ciudad Real y completó su formación con estudios de Filosofía y Teología y estancias académicas en Roma. En noviembre de 1967 inició una larga etapa como misionero en América Latina, para regresar a España en 1989. Después de varios destinos en Madrid, Palencia, Burgos y Colmenar Viejo, en el verano de 2014 llegó a Valladolid, a la comunidad que la congragación tiene en la calle Padre Claret.

 

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