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La Navidad de nuestros Novicios

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"Dadles vosotros de comer..." Esta frase puede resumir lo que ha sido nuestra experiencia de Navidad en el Cotolengo de las Hermanas del Sagrado Corazón de Jesús en Granada.

El 28 de diciembre, a las 8:30 de la mañana, llegamos allí y... típica pregunta: "¿qué hay que hacer?" -dijimos-; "Dadles de desayunar" -fue la respuesta-. Y así comenzamos, dando de desayunar a los que no se valían por sí solos. Después vendría el estar con ellos, compartir risas, conversaciones, miradas, compartir silencio, oración...

Ante todo, tenemos que dar gracias a las seis religiosas que, desde el primer momento, nos abrieron de par en par las puertas de su casa y permitieron que nos sintiésemos dos más de la comunidad.

Los dos primeros días, los pasamos un poco despistados porque no sabíamos cómo había que darle la comida a cada uno, no sabíamos qué hacer en algunos momentos, el plano de la casa aún no lo habíamos asimilado...; entre unos y otras nos ayudaron. Al tercer día aquello ya era como nuestro hogar.

Le dedicamos especial atención a los que han perdido la memoria y a los que están en silla de ruedas. Al cuarto día una enferma se murió, a otro hubo que llevarlo al hospital...; cada día surgía algo nuevo, pero todo se sobrellevaba con el ánimo de unos y con el esfuerzo de otros.

Los primeros días nos preguntaban que por qué íbamos allí justo en esos días en que se suele estar con la familia, que de dónde éramos, qué pintan un ruso y un gallego en Graná, que cuánto nos pagaban; los últimos días, que cuándo íbamos a volver. La verdad es que a los dos nos resonaban las preguntas y nos las tratábamos de responder aunque sólo fuese para nuestros adentros. El trabajar allí no ha sido una actividad más dentro de nuestra programación, tampoco ha sido un tiempo de descanso..., estamos convencidos de que es una experiencia que merece la pena y que, de vez en cuando, ayuda a alzarnos sobre nuestros muros y mirar más allá, ayuda a crear en el corazón una sensibilidad real hacia los pobres, los enfermos... los bienaventurados.

El simple hecho de escuchar a alguien que te dice lo mismo cada cinco minutos porque no se acuerda, el hablar con la mirada a quien no te oye, el leer la sonrisa del que no te puede hablar, el orar por el que no sabe, el lavar al que no puede... todo, hecho desde el cariño, hecho con un amor que te invita a reconocer al Señor de tu vida en cada persona, es construir el Reino aquí y ahora. Es poner en práctica tu vivencia espiritual. La "frase" de Jesús en el monte, ahora es "oración": "Dadles vosotros de comer", ayudadles a calmar el hambre y la sed de tantas necesidades que tienen, yo os daré la fuerza. "Señor, gracias. Gracias por llamarnos, por invitarnos, por enseñarnos... gracias por tanta Gracia."

Nuestra labor comenzó dando de desayunar y nos despedimos el día 4 de enero recogiendo las sobras... en realidad había más de doce platos que fregar... parecían cinco mil hombres los que habían cenado (eso sin exagerar, que si contamos mujeres y niños...). Ojalá, toda nuestra vida sea una ofrenda agradable para que Dios sea conocido, amado, servido y alabado por toda la creación.

Gaykas y Samuel, cmff
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