Encuentro Europeo de Estudiantes Claretianos en Colmenar Viejo

El fin de semana del 28 de febrero al 2 de marzo tuvo lugar el encuentro de estudiantes claretianos de Europa, bajo el título "Caminos de espíritu y misión para Europa". Participaron entre estudiantes y formadores un total de 36 claretianos: 12 de Granada, 5 de Polonia, 2 de Bilbao, y 16 de Colmenar Viejo, además del P. Mathew Vattamattam, Prefecto General de Formación que viajó a Madrid expresamente para participar en el encuentro.

El encuentro se abrió en la Puerta del Sol de Madrid, con un paseo por el Madrid del P. Claret que tuvo como guía al P. Severiano Blanco. Durante la tarde fuimos recorriendo los lugares donde vivió, misionó y trabajó, así como los primeros lugares de presencia claretiana [Actual edificio de Congresos, la calle Atocha (antigua Iglesia de Montserrat, Palacio Real, La Colegiata de S. Isidro, Iglesia de S. Sebastián o la calle Mayor, entre otros)].

La noche del viernes, después del paseo madrileño y claretiano, fue la apertura oficial del encuentro. El P. Luis Ángel de las Heras, Superior Provincial de la Provincia de Santiago nos acompañó en ese momento.

Cada fue animado por un grupo de estudiantes según procedencia. La mañana del fue coordinada por la comunidad formativa de Colmenar Viejo, que eran los anfitriones del encuentro, y se centró en la reflexión sobre la sociedad europea actual y la lectura de la espiritualidad del carisma claretiano en este contexto. La tarde fue coordinada por el grupo de estudiantes de Granada, y se centró en la evangelización y la misión del claretiano en Europa hoy. Hubo unos momentos de reflexión y de debate tras cada ponencia, y tiempo para que el grupo de estudiantes de Polonia presentó también su visión del Éste Europeo.
No faltó el tiempo para la oración común  y la celebración reposada de la eucaristía.

El domingo concluyó con un diálogo entre estudiantes y formadores. La eucaristía final fue presidida por el P. Mathew Vattamattam y en ella animó a todos a responder con ardor misionero a la realidad en la que vivimos y a vivir con los ojos fijos en Cristo, atentos a la realidad de Dios que habita en nosotros.