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Ricardo de Luis: “En prójimos nos convertimos gracias a la llamada del necesitado”

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“De esta crisis, como de la anterior, saldremos gracias a la fraternidad. Claro que nos vendrán bien planes políticos y económicos, pero sin la sencillez y la responsabilidad que busca la igualdad entre las personas no hubiéramos salido entonces ni saldremos ahora”. Con este grado de confianza, sintiéndose “en casa”, se expresaba la mañana del pasado sábado el religioso dominico Ricardo de Luis, en una conferencia telemática que organizó el Instituto Teológico de Vida Religiosa (ITVR) bajo el título ‘La llamada a la fraternidad en tiempos de polarización’. El profesor de la Pontificia Facultad de Teología San Esteban en Salamanca llevó a cabo una interesante charla que tuvo como telón de fondo la encíclica ‘Fratelli Tutti’. De esta forma, de Luis puso su ciencia filosófica y teológica a disposición de la búsqueda y la realidad del prójimo; un enfoque distinto, aunque complementario al coloquio que el mes pasado se ofreció también por estos mismos medios virtuales y desde esta misma institución claretiana.

Una conferencia estructurada en tres partes que podrían resumirse en una exhortación para todas las comunidades que nacen de la Iglesia, ya sean de cristianos unidos en medio de una parroquia, de movimientos, de grupos o asociaciones laicales, y por supuesto, también comunidades de vida consagrada. Una llamada a que todas ellas aporten la necesaria apertura de espacios en el mundo para que Dios pueda residir en él. Para ello, el profesor comenzó dando cuenta de las causas que explican nuestra realidad polarizada, es decir, los procesos por los cuales nuestras sociedades se debilitan en las estructuras que han de mantener cierta cohesión. “La modernización y el progreso técnico ha traído la liberación de vínculos con la naturaleza; el capitalismo, las nuevas formas de comunicación y la crisis de credibilidad de instituciones supranacionales han deshecho los vínculos entre los seres humanos; y la secularización ha deshilachado la relación del hombre con su Dios”, explicó. Y de esta manera, a ojos del religioso, urge “recuperar la relacionalidad primera”, es decir, la que pasa por dinámicas de alianzas “y que se contrapone al interesado contrato social”, puntualizó.

Llegado este punto, el interrogante quedó formulado a renglón seguido: “¿Cómo surge en el corazón del hombre este régimen de alianza desinteresada?” y su consiguiente respuesta: “sin duda, por la experiencia de ‘projimidad’”, se contestó a sí mismo. Y así centró su conferencia en el segundo bloque, que también es el punto central de la carta encíclica del papa Francisco; es decir, la parábola del Buen Samaritano. El intelectual, también profesor de la Universidad Pontificia de Salamanca, acertó entonces a enunciar que “en prójimo me convierto yo cuando me movilizo gracias a la llamada del necesitado”, o dicho con otras palabras, ser prójimo es el resultado de una tarea de conversión. “Un movimiento, un dinamismo que me dice que lo que le pasa al otro a mí me afecta”, sentenció.

En el tercer y último punto de su charla, de Luis se detuvo en explicar la vivencia de la llamada a la fraternidad. “Los cristianos solo podremos descubrir la fraternidad si nos relacionamos desde la responsabilidad iluminada por la realidad de Dios”. Con esta sentencia el religioso dominico invitaba a cambiar de mentalidad, recordando que la vida cristiana forma y vive en comunidades sabiendo que éstas son y serán lugares privilegiados donde sucede el encuentro con Dios. Y no quiso finalizar su conferencia sin advertir la necesidad de conjugar cuatro verbos, actitudes básicas de la vida comunitaria: “Acoger, como el que quiere convertirse en prójimo; escuchar, pues no hay comunidad sin palabra; ayudar, sobre todo a descubrir la realidad de Dios; y por último sobrellevar, ya que llevamos este tesoro en vasijas de barro, y a nadie se le puede pedir la perfección”.

Con todo, el fraile dominico está convencido de que “la Iglesia no tiene que hacer grandes cambios para demostrar más credibilidad en su manera de entender la fraternidad. Lo que tienen que hacer es profundizar en lo que está haciendo”. “Ojo, que la frase es del Card. Fernando Sebastián, claretiano al que toda la Iglesia debe tanto”, confesó. Y es que de Luis, como Sebastián, está convencido de que el Concilio Vaticano II puso a la Iglesia en la buena dirección. “Solo tenemos que ganar sencillez”, finalizó.

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