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Un nuevo ‘sí’ para apasionarse más con Cristo

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El día 16 de julio es la fecha en que los misioneros claretianos miran con admiración y esperanza hacia Vic, hacia aquella pequeña celda donde tuvo origen hace 171 años la “gran obra” que iniciaba una pequeña comunidad de misioneros. Fue el mismo P. Claret el que quiso que se celebrase la fecha de la Fundación, dando gracias a Dios por fijar su mirada en la Congregación, amándola con especial ternura. Y en este contexto, con gran gozo y renovada vitalidad, profesó perpetuamente Jorge Ruiz Aragoneses. En la tarde de ayer, en la parroquia madrileña de San Antonio María Claret, Jorge se comprometió a apasionarse más con Cristo. “Quiero que mi vida diga algo al mundo, y solo dirá algo auténtico si lo hago con mis hermanos claretianos. Doy gracias a Dios porque somos comunidad misionera”, afirmó él mismo.

Arropado por su familia, venida en gran parte de Segovia, y por un buen número de amigos y hermanos claretianos, Ruiz Aragoneses proclamaba su deseo de ser buen Hijo del Inmaculado Corazón de María en un acto de profesión que tuvo lugar en la concelebración de la eucaristía, presidida en esta ocasión por el Card. Bocos. Tras casi diez años de experiencia formativa claretiana vividos en Colmenar Viejo, Granada y Guantánamo, el generoso ‘sí’ de Jorge fue recibido por el P. Pedro Belderrain, superior mayor de la provincia claretiana de Santiago, que en su homilía invitó a la asamblea a bendecir a Dios por su presencia constante en la vida cotidiana de las personas y advirtió del riesgo de desvincularse del ‘santo pueblo fiel de Dios’ en el que todos somos siempre discípulos.

Casi al término de la celebración, cuando la liturgia ofrece unos instantes para la acción de gracias, el Card. Bocos tomó la palabra y pronunció un hermoso discurso antes de la bendición final, renovando los sentimientos de gratitud que animaba Claret cuando dejó escrito: “Oh, Dios Mío, bendito seáis por haberos dignado escoger a vuestros humildes siervos para Hijos del Inmaculado Corazón de vuestra Santísima Madre”. Por su parte, Jorge, que a partir de ahora compaginará su misión en el Equipo Provincial de Animación Pastoral con sus estudios de máster en teología dogmática de la Universidad de Comillas, expresó también su alegría: “Gracias a todos los que habéis querido, ayudado y rezado para que, en estos años, aprenda a ser misionero claretiano. En todos los sitios he encontrado un hogar. Y es que en todos los sitios encontré personas apasionadas con Dios. No perdamos esa pasión: él sabe lo que hace. Y si algún día la pierdo, no dejéis que me enfríe”.  

La celebración, a la que se invitó poniendo como límite el aforo permitido actualmente en los templos de Madrid, contó con una significativa presencia de misioneras claretianas, muy vinculadas familiarmente a Jorge, y de un buen grupo de jóvenes adultos de las diversas posiciones apostólicas en las que la Congregación está presente en la capital.



 

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