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José Cristo Rey García Paredes: “El Espíritu de Dios es quien consagra”

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El ciclo de conferencias ‘Los jueves del ITVR’, que se inauguraró la semana pasada contando con la presencia del Card. Aquilino Bocos Merino se prolonga en la presente con la pronunciada en la tarde de ayer por el Prof. José Cristo Rey García Paredes, cmf, que llevaba por título ‘Divinae pulchritudinis splendor. La Consagración carismática: su razón de ser en el contexto de otras formas de vida y de ministerio eclesiales’. “La consagración carismática es el resplandor de la Belleza divina en nosotros”. “En un proceso de ‘consagración continuada’ la Belleza divina se va apoderando día a día de nosotros. El Espíritu Santo es la Belleza divina que nos embellece y nos deja sellados para el día de la redención cósmica. La vida consagrada está al servicio de la belleza total”.

Así, trazado el mapa que habría de seguirse y al hilo de la temática de esta serie de conferencias, -las bodas de plata de la estupenda exhortación apostólica ‘Vita Consecrata’ de san Juan Pablo II-, el misionero y antiguo director del Instituto Teológico de Vida Religiosa de Madrid (ITVR) abordó el tema de la ‘consagración’ y el ‘carisma’. Y comenzó el Prof. García Paredes interpelando con una pregunta sorprendente: ¿no estará la vida consagrada monopolizando una realidad teológica que es la consagración y que pertenece a todos los cristianos? Tras un breve planteamiento y reconociendo que la palabra consagración se convirtió en la clave interpretativa de la exhortación, el religioso claretiano desveló el objetivo de su ponencia, “reflexionar sobre la consagración comprendida desde una perspectiva más holística, más dinámica y procesual”. “Para ello les invito a contemplar un panorama espectacular que tiene tres escenarios: la Alianza, el sistema sacramental y el sistema carismático-pneumatológico”, enunció.

La consagración desde la clave de la Alianza, por tanto, fue el primer punto que quiso desarrollar el conferenciante, reconocido teólogo de la vida consagrada. “La conexión entre vida consagrada y alianza es fundamental”, comenzó diciendo. “Es el resultado de una doble e incansable búsqueda: Dios que busca al ser humano y el ser humano que busca a Dios […] Y dentro de la Iglesia, hay personas y comunidades especialmente tocadas por el Dios de la Alianza, que se sienten llamadas a vivirla y testimoniarla ostensible y públicamente, con una cierta exageración profética: ésta es la razón de ser de la vida consagrada. Misión, consejos evangélicos, vida comunitaria, espiritualidad, son modos en los cuales la alianza toma cuerpo, se significa públicamente”. Así, para el religioso claretiano y profesor, la vida consagrada se refleja en “la fidelidad a la Alianza”. “Los tres consejos evangélicos (obediencia a la voz de la Alianza, celibato profético por el Reino de Dios y pobreza evangélica) configuran una vida en fidelidad con el único Dios”, expresó. Seguidamente, formuló una interesante cuestión: “Pero también hemos de preguntarnos: los matrimonios que mantienen su Alianza sellada sacramentalmente ¿no son también un signo de la fidelidad de Dios, del poder del Espíritu Santo?”, para responder acto seguido que “allí donde la Alianza es acogida, hay consagración. Y el Espíritu de Dios es quien consagra”.

La segunda clave de la conferencia fue expuesta desde el punto de vista sacramental y litúrgico. Para ello, primeramente, expuso que “de la vida consagrada se dice que no es sacramento, pero que su consagración se enraíza en la consagración del bautismo”. Aunque para el religioso claretiano, “cuando se entienden los sacramentos como un sistema sacramental, cuyo centro es la Eucaristía, resulta más adecuado descubrir la raíz de la vida consagrada en la consagración eucarística del pan y del vino”, pues “todas las consagraciones sacramentales que acontecen tienden hacia la consagración eucarística”. De tal forma, “es así como la comunidad cristiana y cada miembro de ella viven en Alianza por obra del Espíritu que consagra […] Por eso, tiene una importancia decisiva que la profesión religiosa sea celebrada en el momento de la Eucaristía”. Y siguiendo con este razonamiento, expuso que “la inclusión de la profesión religiosa dentro de la liturgia eclesial confiere a esta consagración carismática una densidad del todo especial. La consagración propia de la vida consagrada solo puede entenderse adecuadamente como una extensión y especificación carismática de este acontecer consecratorio de la existencia sacramental cristiana”.

Por último, el tercer escenario: la clave pneumatológica. “En el Antiguo Testamento (Joel, Daniel) se vislumbra el deseo de que la santidad de Dios se derrame sobre toda carne para que la Alianza sea cada vez más universal y cósmica, pero hubo momentos históricos en los cuales la consagración no estuvo configurada por una peculiar ritualidad”, introdujo el P. García Paredes. Y así enumeró diversos pasajes bíblicos tales como la permanencia de Israel en el destierro, María en el Nuevo Testamento, consagrada por Él, o las enseñanzas de Jesús que instruyen respecto de la santidad de Dios, “a la cual no se llega por seguir normativas sobre la pureza legal”. “Esta visión holística de la consagración invita a la Iglesia a descubrir acontecimientos de consagración, protagonizados por el Espíritu, más allá de sus fronteras visibles”.  Así, tras esta explicación, el experto concluyó que “no existe una consagración estándar que marque clónicamente a todas las personas pertenecientes a un grupo con una especie de esencialidad ya imborrable. La impronta del Espíritu no despersonaliza, sino todo lo contrario: reviste en cada persona de características únicas. La consagración del Espíritu se adecua a la identidad narrativa y compleja del ser humano”.

“Los consejos no son una doctrina objetiva, sino el resultado de un diálogo con el Consejero”. “La función del maravilloso Consejero es asumida por el Espíritu. La vida consagrada desea ser aconsejada por el Espíritu de Jesús y no tanto configurada por leyes, normas, prescripciones, programas”, abundó. “Los consejos evangélicos con los que el Espíritu Santo mantiene en la existencia a la vida consagrada, no solo la orientan, la consagran para que se identifique más con el Jesús Mesías y Mediador de la Alianza”, finalizó.

 

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