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ENCUENTRO DE EVANGELIZADORES DE LA FAMILIA CLARETIANA

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COMUNICADO FINAL
31 julio-3 agosto – ZARAGOZA

Nosotros miembros de la Familia Claretiana, nos hemos reunido en el VIII Encuentro Claretiano de Evangelizadores, para reflexionar sobre la realidad de la familia. Teniendo en cuenta la complementariedad de carismas, las diferentes realidades en que vivimos, así como las proyecciones pastorales y presencias hemos visto la posibilidad de aunar nuestro esfuerzo para dar una respuesta.

Las transformaciones y la problemática que hoy vive nuestra sociedad, y la familia en particular, es un hecho al que nos enfrentamos todos los días y nos interpela.

En varias ocasiones Juan Pablo II ha dicho: “la familia cristiana es misionera o no es familia cristiana”. También nos ha recordado que la familia está llamada a ser signo misionero para los alejados, para las familias que no creen todavía y para las familias cristianas que no viven consecuentemente la fe recibida. (J.P. II Familiaris Consortio)

Repasando la pastoral de la familia en San Antonio María Claret, hemos visto como descubrió la importancia de la familia para la regeneración social y cristiana de la sociedad española y cubana del siglo XIX. Así mismo, manifestó el importante papel de los padres como educadores y transmisores de la fe, pues ellos son los depositarios de la misión que Dios les ha confiado. Con sentido práctico, Claret tomó varias estrategias pedagógicas dirigidas a padres, niños, jóvenes, etc.

A pesar de que nuestra sociedad es distinta a la que vivió Claret, su ejemplo nos impulsa a no caer en la desesperanza y la pasividad ante la crisis por la que atraviesa la familia en la actualidad. Debemos buscar la raíz de estas situaciones para ver como podemos actuar ante ellas. Todavía las encuestas reflejan que la familia es una institución muy valorada por todos, ello nos da una motivación fuerte para seguir en este empeño. Desde una visión pastoral de apertura, creatividad y amor podemos facilitar que las familias cristianas descubran su misión evangelizadora dentro del hogar y sean fermento de vida en plenitud en la sociedad.

Esta tarea no es fácil, pero no estamos sólos en este empeño, podemos unirnos y complementar nuestro trabajo con otras iniciativas eclesiales. Tenemos el modelo de María para comprender con corazón de madre, y acompañar el sufrimiento que viven muchas familias. Contamos con la ayuda de Dios que nos impulsa e ilusiona en esta tarea evangelizadora.

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