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Tiempo de adviento, cuando los enfermos se metieron en el corazón de la parroquia

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Entre sus muchas consecuencias, la situación de enfermedad o soledad se expresa restando voz a quienes tantas veces ya tenían poca. El dolor físico agría el carácter, troncha los músculos y empuja a la negación a quienes la suerte fuera antaño pródiga en dones; pero aunque sus padecimientos doblen sus espaldas, la Iglesia se encargará de recordar a la sociedad que no va a permitir que también doblegue sus corazones. La comunidad cristiana sabe que los enfermos están entre los preferidos de Jesús, y espabila nuestra conciencia dedicándoles especialmente dos días de nuestro calendario, la jornada del enfermo y la Pascua del enfermo.

“Pero el adviento también es por derecho propio un tiempo fuerte en la Iglesia, y creo que en estos días que preceden las fiestas navideñas, entrañables para las familias y de vivencia comunitaria, debemos tener una atención especial con los enfermos de nuestro barrio, y especialmente con aquellos que padecen en soledad”, afirma José Luis Latorre, misionero claretiano al frente de la parroquia Corazón de María de Zaragoza.

Por ello, con ayuda del equipo de pastoral de la salud, “dotado de una especial fidelidad y un entusiasmo contagioso”, echaron a andar una iniciativa muy bien acogida por su feligresía. Se trata de hacer presente en cada una de las misas que se celebran en la parroquia a todos los enfermos del barrio, “desde la primera de adviento hasta la llegada de la Navidad”, completa. Para ello se han hecho con un mapa de la zona expuesto en una pared, bien visible para todos, y en él van calle por calle y misa por día, marcando con una chincheta y encomendando al Señor. Y a la vez recordando que su cuidado y atención es misión de todos, y que mantenerlos en contacto con la comunidad creyente es bueno, necesario y posible. “Hay personas enfermas muy cerca de nuestras casas, más cerca de lo que creemos”, sentencia Latorre.

La céntrica parroquia zaragozana se haya inserta en un barrio donde sobre todo abundan ancianos y mayores, especialmente sensibles a la pandemia del coronavirus “y quizá por eso toman muchas medidas de prevención, y de momento el número de contagios y fallecidos no es notoriamente alto en relación a otros puntos de la ciudad” informa el mismo Latorre. Con todo, las casi veinte personas que forman el equipo de pastoral de la salud tienen mucho trabajo que hacer “pero es difícil que con el virus y el miedo al contagio se abran las puertas de las casas a gente de la parroquia”. Razón de más para seguir sosteniéndoles con la oración.

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