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A vino nuevo, odres nuevos. 48 Semana Nacional de Vida Consagrada

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La 48º semana Nacional para Institutos de Vida Consagrada arrancó el día de ayer, jueves 25 de abril en Madrid bajo el lema ‘A vino nuevo en odres nuevos’. Religiosos venidos de toda España y algunos puntos de Europa se reunieron para afrontar la reflexión de una vida consagrada en permanente reforma, al paso marcado por el papa Francisco. Un año más, el inmenso salón de actos de la Fundación Pablo VI estuvo abarrotado.

Antes de comenzar con los discursos que abrieron este ciclo de conferencias, el día comenzó con un sentido homenaje al cardenal Fernando Sebastián, fallecido hace pocos meses y uno de las mentes impulsoras de estas jornadas de formación permanente para la vida religiosa desde sus inicios. Un sencillo vídeo que hizo memoria de la conferencia que hace dos años dirigió a los consagrados, y en la que explicaba las razones por las que echaron a andar las primeras semanas de vida religiosa: “La principal razón –recordaba en el vídeo el ahora difunto cardenal claretiano– fue que queríamos hacer frente a los interrogantes que surgían respecto al porvenir de esta peculiar forma de vida en la Iglesia”. Un gran aplauso que seguidamente dio lugar a los saludos que desde instituciones como la Fundación Pablo VI, CONFER, CEDIS, el ITVR y la congregación de los Misioneros Claretianos dirigieron a los asistentes.

Especialmente aplaudidas resultaron las palabras del P. Pedro Belderrain, Provincial de Santiago, que quiso trasladar, primeramente, y en nombre del P. Mathew Vattamattam, superior general de los Claretianos y presidente del Instituto Teológico de Vida Religiosa, un sincero deseo de una muy feliz Pascua de Resurreción: “¡Que Cristo Resucitado, el crucificado Señor de la Historia, acompañe la vida de sus comunidades durante todo el año!” comenzó diciendo. A renglón seguido, el Superior Mayor de esta Provincia claretiana expresaba cómo es de justicia dar las gracias “a todas las personas, comunidades e instituciones que durante este largo camino han confiado en nosotros y nos han ayudado a servir al Evangelio y a la Iglesia”. Pero, desde el mismo micrófono, quiso también tener unas palabras de perdón: “queremos pedir sincera y seriamente perdón a las personas e instituciones a las que no hemos sabido ayudar y hasta tal vez, quién sabe, hemos podido causar algún daño. […] Perdón que iría acompañado de un dolor bien profundo si en cualquier momento de este camino alguno de nosotros hubiera cruzado la línea de la barbaridad, el abuso, el desprecio o la falta de respeto a los santuarios sagrados que son el cuerpo, la intimidad y la conciencia de cada persona, sobre todo de las más castigadas por la vida, la injusticia o las consecuencias del pecado”.

También muy celebrado resultó el discurso de Mons. Ginés García Beltrán, presidente de la Fundación Pablo VI. “Sentíos como en casa”, comenzó diciendo el obispo de Getafe. Seguidamente, quiso instar a los religiosos a vivir su consagración con “mayor fidelidad y autenticidad”. A su juicio, dos rasgos que “darán pie vivir los cambios necesarios para este mundo nuestro. Ya no vale el decir ‘es que siempre se ha hecho así’”, finalizó el prelado. Por su parte, Mariña Ríos, presidenta de CONFER, se sinceró desvelando “la ayuda y el regalo” que suponen estos días para tantos consagrados en España. A la vez, apuntó lo sugerente del tema escogido por los organizadores para este año, aunando la renovación de la vida consagrada con el redescubrimiento del Evangelio. “Los odres nuevos evocan cambios en las estructuras, las comunidades y las obras, pero todo esto no sería posible sin mujeres y hombres de confianza, anclados en Jesús […] Creo que estos odres renovados nos adentrarán aún más en el misterio de Dios y en la historia con cada uno de los hombres”.

De parte de CEDIS, su presidenta, Vicenta Estellés, que lleva siendo invitada a la inauguración de la Semana Nacional para la Vida Consagrada desde estos últimos años, tuvo unas palabras basadas en la idea de complementariedad, unión y cohesión para ofrecer al mundo “una mayor capacidad para acoger este vino nuevo”.

Finalmente, el P. Carlos Martínez Oliveras, director del ITVR y de estas jornadas, tuvo un claro mensaje para todos los religiosos presentes: “A vino nuevo, odres nuevos es una cita fácil de recordar en su contenido. Jesús, en una disputa sobre el ayuno y comparando a sus discípulos con los invitados de honor a una fiesta nupcial, se identifica con el “esposo”, cuya presencia no permite más que el gozo y la alegría. Jesús es el esposo enamorado de su pueblo, que inaugura tiempos nuevos de la alianza y salvación definitivas. Estos tiempos nuevos, en los que no hay lugar ni para el duelo ni para la espera, exigen del hombre una novedad radical. No basta una simple adaptación. No es suficiente limpiar el cristal del escaparate. Es necesario renovar el interior.”

Tras un breve descanso, se dio comienzo a la primera conferencia de la mañana, que fue impartida por el rector de la Universidad Pontificia de Comillas, el religioso jesuita Julio Martínez. Sus palabras fueron una invitación a repensar las estructuras, los espacios, las relaciones y el lugar que ocupa la vida consagrada en la Iglesia y en el mundo, a la luz de las palabras de la Evangelii Gaudium que exigen una Iglesia en salida, “en estado permanente de misión”. Por ello, la invitación es a ser audaces y creativos en esta tarea de repensar los objetivos, las estructuras, el estilo y los métodos evangelizadores de las propias comunidades. El profesor Martínez, teólogo moralista de formación, confesó que no le resultó nada fácil preparar esta conferencia, pero el desenlace de sus palabras resultaron muy enriquecedores para todos los consagrados. Con un estilo sencillo y didáctico, su discurso se planteó en torno a la llamada a la conversión -“volver al amor primero es salir de uno mismo”-, así como al discernimiento “que es un modo de vida, no una herramienta puntual”.

Ya por la tarde, el claretiano Miguel Ángel Velasco, presidente asimismo de la ONG PROCLADE en la Provincia de Santiago, tuvo una charla que, con estilo informal y bien ameno, consiguió acercar la Agenda del Desarrollo sostenible y los 17 objetivos de aplicación universal que, desde el 1 de enero de 2016, rigen los esfuerzos de los países para lograr un mundo más justo. Es la llamada agenda 2030. Paralelamente, el P. Velasco fue hilvanando dicha explicación con el magisterio que los últimos Pontífices, en especial, con el de Francisco y la encíclica Laudato Si’. “El Papa implica y complementa la Agenda 2030 con la riqueza que la Iglesia debe ofrecer”, aseveró. A la vez fue enumerando las llamadas urgentes y comprometidas en lo referente a la dignidad de la persona, la visión holística, la gobernanza común o la cooperación que interpelan directamente a la vida consagrada. “Nuestros carismas siempre han luchado por un mundo mejor, por el diálogo y por el cuidado de nuestra ‘casa común’. ¿estamos aprovechando las oportunidades que la ONU nos brinda?”, interpeló el profesor Velasco. “Seamos protagonistas en la Agenda 2030”, finalizó el misionero.

Para finalizar la jornada, la profesora Estela Aldave, teóloga del Centro de Estudios Teológicos de Aragón, animó la última conferencia del día, marcada por la persona de Jesús, y su seguimiento desde la vida consagrada en un mundo de grandes transformaciones. En esta sociedad marcada por la tecnología, las migraciones y tanta vulnerabilidad, cómo podemos caminar seguros tras los pasos del Maestro, aquel que nos ha venido a traer el vino nuevo del evangelio. Su persona es el referente permanente para cualquier conversión, transformación y reforma. La religiosa terciaria capuchina desgranó una charla magistral plagada tanto de citas de textos neotestamentarios como de una mirada a nuestro mundo desde grandes pensadores de la filosofía y la ética contemporáneos, para dilucidar las claves desde las que Jesús entendía la mirada del Reino a nuestra tierra.

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