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Encuentro de educadores claretianos de nueva incorporación

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PAULA MERELO |

Día 1.- “Que te ame y te haga amar; que te sirva y te haga servir”

Llegamos al Jaime del Amo todavía con el cuerpo de verano, pero con ganas e ilusión, a la vez que expectantes por saber qué nos depararía este encuentro de cuatro días con el que terminábamos las vacaciones. Nada más empezar se nos hizo hincapié en que allí estábamos convocados todos los “educadores claretianos” de nueva incorporación, fuera cual fuera nuestra labor en el Centro.

Procedentes de los siete colegios que tiene la congregación en la Provincia de Santiago, comenzamos la mañana presentándonos, personalmente y a nuestros colegios, a través de los vídeos de promoción de nuestros centros. Finalmente, acabamos este primer momento de encuentro profundizando un poco más en nuestras expectativas antes de llegar y la realidad de lo que habíamos encontrado al llegar al colegio.

Retomamos la tarde con la visita del Superior Provincial, Pedro Belderrain, que nos introdujo en la historia de san Antonio Mª Claret y estos doscientos años de congregación. Un trotamundos incansable, con alma de aventurero y evangelizador, nuestro fundador conoció por propia experiencia desde muy pronto la futilidad de los bienes del mundo y esto le llevó a ser ordenado sacerdote y buscar un grupo de compañeros que compartieran con él ilusión y ganas de predicar el evangelio. Así nacen por fin, el 16 de julio de 1849, los Misioneros Hijos del Inmaculado Corazón de María con el fin principal de anunciar el evangelio. Con tan mala fortuna que, nada más surgir la Institución, Claret recibe la misión de ser Arzobispo de Santiago de Cuba, donde pasó siete años haciendo frente a circunstancias sociales tan difíciles y tan lejanas al evangelio como la esclavitud. No mucho después es llamado de vuelta a España por la reina Isabel II para ser su confesor.

Claret no perdió el tiempo en esta nueva misión, sino que aprovechó los viajes de la reina para seguir poniendo en práctica su vocación personal: predicar el evangelio. Antonio María estaba convencido de que cada persona tiene algo especial que aportar a la misión del Reino, por lo que dedicó mucho tiempo y energías a personalizar el anuncio según quienes le escuchaban. Fue un hombre de discernimiento que buscó siempre cuál era su lugar en el mundo para dar respuesta a Dios y vivir al servicio de su gloria. Sagrada Escritura, Eucaristía y la experiencia espiritual de la devoción al Corazón de María fueron los pilares de su vida y el marchamo con el que quiso marcar la congregación que fundó y de la que no pudo formar parte oficialmente hasta el final de su vida. La educación no pasó desapercibida para él sino que, desde muy pronto, se dio cuenta de que este ministerio es el que hace más bien a la Iglesia y del que más se debe esperar. De ahí surge la presencia claretiana en la educación y la fundación de colegios.

El carisma claretiano está hoy en día más vivo que nunca, aunque el número y la media de edad de nuestras comunidades colegiales no lo manifieste. Sin embargo, en la Iglesia universal, no ha habido otro momento en la historia en el que los claretianos fueran tantos ni hubieran estado tan presentes en los cinco continentes.

Terminamos la jornada compartiendo oración, cena y velada en la piscina.

Día 2.- “…el que hace más bien a la Iglesia y del que más se debe esperar”

Arrancamos el segundo día en la capilla, compartiendo la oración para preparar el corazón a lo que nos deparaba esta nueva sesión de encuentro. Durante la mañana, Luis Antonio Rodríguez, seglar claretiano de la provincia Bética, de una manera dinámica y divertida, nos aproximó al ideario de los colegios de la Familia claretiana, con la idea no sólo de conocerlo sino de llegar a amarlo también. Nos recordó, en primer lugar, que estábamos allí para pasarlo bien.

En el famoso concurso “Mis tanto”, volvimos a pasar por el corazón todo lo bueno que el colegio nos ha aportado en el tiempo que llevamos trabajando en él. Pusimos así nombre a esas personas, experiencias, y aprendizajes que se han convertido en nuestros “tantobien” para dar gracias por ellos y mantenerlos en el corazón cuando nos flaqueen las fuerzas. Entrando ya con el contenido del ideario, definimos este documento como un faro que nos guía, o como ese sueño que nos sostiene día a día. En nuestro caso, la palabra que más se repite, después de las relacionadas con educación, es “evangelizar”, y es que no entendemos que la educación esté separada del anuncio de la Buena Noticia. Son muchas las cosas que se esperan del educador claretiano según describe el ideario, pero eso no nos desalienta: sabemos que somos capaces de lograrlo porque todos somos “Superme”: el ponente nos recordó que el Espíritu Santo está sobre nosotros (Lc 4, 18) para ayudarnos en esta misión. Cerramos la mañana viviendo el sentirnos como el mejor regalo y es que Luis nos compartió desde su propia experiencia que sólo quien se vive como el regalo más grande puede hacer sentirse a los demás como un verdadero regalo.

Por la tarde nos acompañó Juanjo Raya, cmf, director del colegio de Segovia, para presentarnos la misión educativa y evangelizadora de un centro claretiano, recalcando que en este caso la conjunción no es sumativa sino enfática, pues en la Familia claretiana estas dos dimensiones forman una única realidad. En un mundo VUCA (volátil, incierto, complejo y ambiguo) es necesario ser educadores surferos que aprovechen las olas que llegan y sepan moverse sobre ellas. El mundo cambia y es necesario que la educación y los educadores nos sepamos adaptar. Adaptabilidad, reciprocidad, actitud y funcionalidad se convierten en cualidades imprescindibles para vivir la educación en un mundo en constante cambio como el de hoy en día. Ya no sirve hacer las cosas como siempre las hemos hecho, pues como decía Eduardo Galeano “mañana no es otro nombre de hoy”.

Necesitamos buscar esas flores que, como a Amaia Montero, nos digan que ya es primavera. Podemos hacerlo cultivando dos actitudes básicas: promover esperanza y deseo, y provocar el compromiso y el placer de investigar, contrastar, innovar y compartir. Como hacen las grandes empresas y personas de éxito, como Apple o Martin Luther King, es importante que nos preguntemos por qué hacemos lo que hacemos, y nos expresemos desde ahí, más que desde cómo hacemos lo que hacemos o qué hacemos concretamente, pues en eso seremos muy parecidos a los demás.  

Oración, cena y velada en la piscina, amenizada por nuestro gran mago Javier, pusieron el broche final a esta segunda jornada de formación.

 

Día 3.- “hacer con otros”

Tras la oración, Enrique Martín, director del colegio de Madrid, nos acompañó esta mañana  en la que nos centramos en el perfil del educador claretiano y en qué es lo que la Institución espera de nosotros. Con una primera dinámica 3-2-1, compartimos ideas y preguntas que traíamos acerca de los educadores claretianos, así como metáforas con las que nos podríamos identificar. Después, estudiamos el documento “Identidad del educador claretiano” realizado en Vic entre los años 2005 y 2009 por un grupo de miembros de la comunidad educativa de toda la familia claretiana en España.  Con lo leído y aprendido a partir de este documento, repetimos la dinámica 3-2-1, y surgió un gran mural creativo que plasma aquello retos que ya hacemos vida en nuestro a día a día así como aquellos que seguimos soñando por alcanzar: evangelizadores, cercanos, vocacionados, motivadores, guías...

Tras la comida, tocó el turno al Equipo de Titularidad (ET) al completo. Basilio Álvarez, cmf, coordinador del ET, nos presentó al equipo así como el sentido de su existencia y el papel que desempeña en nuestra red de Centros. Comenzó explicando lo que significa ser equipo: desarrollar una estrategia común, trabajar en equipo, creer en las personas y potenciar su desarrollo personal. Quiso recalcar que su papel está en crear visión y proyectos, así como una cultura de red que nos lleve a vivirla como propia a todos los que la formamos; liderar personas implicadas y que participan en el sueño común y gestionar los procesos de todos los centros. El futuro, nos dijo, será del color que nosotros queramos que sea. Él, como coordinador, encabeza un equipo pero el liderazgo, del ET y de toda la red de Centros, es compartido.

Josema Sueiro, cmf, responsable del área de Pastoral, nos recordó que el padre Claret animó a los primeros claretianos a servirse de “todos los medios posibles para anunciar el evangelio”, y eso es lo que se está queriendo hacer en nuestros centros. Está en marcha una conversión pastoral de la escuela en clave de acción evangelizadora que convierte a todas las personas en evangelizadoras, y a todos los espacios y tiempos en propicios para la evangelización. Nos presentó también el lema de pastoral de este año: Somos claretianos.

Adolfo Lamata, cmf, nos habló del área pedagógica, que él coordina, y del plan de innovación que se ha venido desarrollando a lo largo de los tres últimos cursos con la idea de conocer las distintas realidades de los centros y tratar de unificar líneas de acción: inteligencias múltiples, aprendizaje cooperativo, cultura de pensamiento, aprendizaje y servicio y herramientas de evaluación. Finalmente, Carlos Medina, responsable de Administración y Personas, nos dio una visión de aquello que tampoco podemos olvidar en medio de nuestros sueños como educadores claretianos: los aspectos económicos y la necesidad de que nuestros centros sean sostenibles a pesar del déficit que suponen para la Institución los conciertos. En cuanto a las personas, él y su equipo tiene dos misiones fundamentales: detectar y mantener el talento.

Después de celebrar la eucaristía, terminamos esta tercera jornada con una cena especial en el jardín.

Día 4.-  “La evaluación es un estímulo y una orientación constante en la mejora de la labor educadora: corrige, refuerza y genera recursos para optimizar la calidad”. Id. 18.10

Nuestro encuentro llega a su fin, no sin antes contar con la participación, tras la oración de la mañana, de cuatro miembros de nuestras comunidades educativas que lideraron una enriquecedora mesa redonda. Regina (directora de Primaria de Segovia), Mª Claret (PAS de Aranda), Elisa (Directora de Secundaria de Segovia) y Carmen (Profesora de Secundaria de Madrid) se acercaron al CM Jaime del Amo esta mañana para compartir con nosotros sus experiencias de vida en el colegio así como aquellos rasgos que ellas creen que son imprescindibles en un educador claretiano.

Contra todo pronóstico, parece que haberse educado en un colegio claretiano no es requisito indispensable para llegar a serlo, pero sí la pasión por lo que haces, la generosidad con el tiempo, ser “nómadas del aprendizaje”, querer crecer en todos los aspectos, cuidar la mirada para saber descubrir los elefantes dentro de las boas, sentirse parte de un todo, como los eslabones de la cadena, y es que es necesario sentir para poder transmitir. El educador claretiano apuesta por lo urgente, oportuno y eficaz, y vive su trabajo como una misión, pues formamos parte de una familia misionera, y si sólo somos profesores, seremos malos profesores. Estas cuatro compañeras, con una larga experiencia educativa, nos urgieron, a fin de cuentas, a descubrir (o cultivar) nuestra vocación educativa, ya que de la vocación nace el compromiso y del compromiso surge la entrega.

Tras este tiempo de compartir y enriquecernos con la experiencia de nuestras compañeras, llegó el momento de evaluar. Priorizando nuestras peticiones según la prioridad que pensábamos que tenían, el coordinador del Equipo de Titularidad nos dio la oportunidad de comunicarles todo aquello que hemos echado en falta en nuestros centros, aquello que creemos que es necesario, aquello que nos gustaría ver hecho realidad… y salieron bastantes sugerencias. Nos reiteró su disponibilidad y accesibilidad, así como la de todos los miembros de su equipo, para que realmente nos sintamos acompañados en nuestra labor educativa y parte importante de esa red de centros que formamos entre todos.

Terminaron así cuatro días de encuentro y formación que nos han situado en la identidad y carisma de la familia en la que hemos comenzado a trabajar y han hecho crecer nuestras ganas, si cabe, de ser buenos educadores claretianos: ¡GRACIAS!

 

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